La última década ha sido testigo de una tendencia mundial en la que empresas de aviación quiebran, se reestructuran, se fusionan, o desaparecen. Las razones son varias, algunas coyunturales, otras estructurales. El patrón general permite identificar cinco:
1- Demanda elástica. La demanda de viajes aéreos responde rápida y profundamente a cambios coyunturales. La década tuvo varios: el miedo después de los ataques del 11 de septiembre del 2001, la recesión económica mundial y las epidemias de SARS en Asia y AH1N1 en México y varias naciones del mundo.
2- Costo de combustible. La década se ha caracterizado por una fuerte variabilidad en el precio del petróleo y un incremento promedio sustancial en el costo de combustibles. El intenso consumo por parte de aerolíneas las coloca en una posición de excesiva vulnerabilidad frente a estas variaciones globales.
3- Costos de servicio y sistema de rutas. Desde el proceso de compra de boletos y su impresión, hasta los servicios a bordo. Las aerolíneas han generado una fuerte presión en sus finanzas, que se agrava por la cobertura de rutas en las que las unidades vuelan con un porcentaje muy bajo de ocupación de pasajeros.
4- Contratos colectivos. El trabajo sindicalizado es la constante en el sector aeronáutico; ello implica relaciones laborales poco flexibles, que no permiten ajustes coyunturales, y en algunas ocasiones costos excesivos, cuando las empresas no han sido capaces de negociar adecuadamente en momentos de crisis.
5- Estrategias excesivas. Cubrir más rutas de las que se puede, adquirir flotas con financiamientos insalvables y hacerse de empresas más pequeñas sin planes de amortización claros. No son pocos los casos en los que las estrategias excesivas de las empresas las han condenado a la insolvencia en el mediano plazo.
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